Yo escribí tu vida, pero tú me indicaste que debía escribir..., by Ada

Un bucle de cabello oscuro cae sobre su cuaderno en el que escribe y casi le impide la visión. Su ritmo es constante. Mueve la mano al son de una música que tan solo ella puede oír, dejando un rastro de palabras en la fina hoja de papel. A su alrededor aparecen imágenes que explican la vida que está escribiendo. La vida de alguién que no es ella.
Ella se dedica a escribir la vida de las personas. Concretamente la de una. La de una persona a la que a ella le gusta llamar Mío.
La joven escritora va cada vez más rápido. Mío quiere que le ocurran muchas cosas y a ella le cuesta ir tan de prisa. Mío se encarga de pedirle que escriba locuras divertidas y al límite, ella se encarga de las consecuencias-
A veces él se queja, pero sabe que en el fondo se lo merece. Últimamente a ella le toca advertirle de que todo va demasiado rápido; demasiado. 

 
La escritora mueve su mano a toda velocidad, nota un pinchazo causado por el cansancio y deja que una gota de sudor ruede por su mente y caiga en el cuaderno. Recuerda cuando todo era más fácil. 
La primera etapa de la vida de Mío fue la infancia. Sencilla, fácil, feliz y sin ninguna complicación. Mío tan solo le pedía tomar helados y jugar con sus amigos.
Pero poco a poco las cosas se fueron complicando. En parte era bueno en parte era malo. Y su memoria llega al punto en el que está.
Mío es joven, todavía le quedan muchas páginas en su cuaderno, muchos mañanas en su vida.
La chica escrive cada vez a una velocidad mayor, cada vez los actos de Mío tendrán más consecuencias. 
Mío se ha juntado con gente diferente, con gente que va más rápido, que va siempre con el corazón a cien.
Y mío se ha adaptado al nuevo ritmo perfectamente.
Cada vez que ella le pide a Mío que pare él grita <<Se que no voy a ser joven eternamente. Se que mi vida no va a durar para siempre. Yo sólo quiero vivir cada día al máximo>>.
La velocidad augmenta progresivamente. Ella quiere gritar <<basta>>, pero él sólo grita <<más>>. Más gotas de sudor. Más cansancio. Más velocidad.
Y de pronto su lapiz se para. Sus fuerzas ya han llegado al máximo. En un último esfuerzo el lápiz atraviesa todas las páginas restantes del cuaderno creando un agujero progresivo.
Todos esos días de vida, todas esas páginas de su cuanderno se han roto de improvisto; se han reducido a un último exalo de vida. A un último punto final.

<<Y es que si vives cada día como si fuera el último, algún día lo será de verdad.>>

                                                                                                              By Ada.  

4 comentarios:

  1. Impresionante...
    La última frase me ha dejado sin palabras, porque realmente es cierto, pero, morir moriremos igualmente, así que, ¿por qué no aprovechar cada instante?
    ¡Un beso muy muy muuy grande! <3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mil gracias Leo!!!!
      Estoy totalmente de acuerdo contigo! Yo también soy del Carpe Diem; pero otra cosa es pasarse...
      ¡Otro beso para tí!

      Eliminar
  2. Oh esto es extraño que lo diga de una historia de blogger y mas teniendo en cuenta el nombre de la escritora, pero me gusto. Raro pero tengo que admitir que me gusto. Un gusto que la hayas compartido n.n

    ResponderEliminar

Quiero leer todas las estupideces y cosas interesantes que tengas que decir.
No hagas SPAM, cuando vuelva tu comentario lo devolveré ;)