SOLO NOS QUEDA EL AHORA, by Ada



"Jamás digas jamás". Esas palabras resuenan en mi mente cómo un martilleo constante. "Jamás digas jamás" e inevitablemente rompo a llorar al recordar. No es justo que fuera él quien me susurrara esa frase al oído. Si él prohibió el jamás, yo debí prohibir el siempre, pues son dos palabras exactamente iguales. Tanto el siempre cómo en jamás forman parte de la misma mentira. Recuerdo que con cada beso que me daba, un siempre iba directo a mi oído. Y yo le creía. Yo creía en los siempre, en los siempre a su lado. Y ahora recuerdo con rabia  cuando dejamos de amarnos, cuando el siempre desapareció como el fuego de una cerilla tras una ráfaga de viento. Pero me sirvió para algo. Me sirvió para aprender, que si ni el siempre ni el jamás existen, solo nos queda el ahora.

By Ada



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